Cómo prevenir accidentes por monóxido de carbono
Transitamos el otoño de 2018 y en pocos días se dará el comienzo de la estación más fría del año, el invierno. Las temperaturas máximas no pasarán los 15 grados y las mínimas serán cercanas a los 0 grados. Las nevadas en las Altas Cumbres van a ser más recurrentes y los roperos se van a llenar de buzos y camperas de abrigo.
Por este motivo, se intensificará el uso de estufas y calefactores a gas, hogares a leña, y/o salamandras y calentadores a kerosene, en búsqueda de darle calidez al hogar. Todos estos artefactos, a pesar de sus beneficios, si son utilizados incorrectamente pueden convertirse en un riesgo para la salud.
Los accidentes por inhalación de monóxido de carbono son más recurrentes en las temporadas de frío. El monóxido de carbono (CO) es un gas inodoro e incoloro que puede enfermar y hasta incluso matar repentinamente al respirarlo. La mala combustión o la falta de aireación producen acumulación de este gas en el ambiente, el cual resulta altamente nocivo.
Los principales síntomas de una intoxicación por monóxido de carbono son dolor de cabeza, mareos, debilidad, náusea, vómitos, dolor de pecho y confusión. Si la ingestión se produce en altos niveles llega a ocasionar desmayos repentinos y hasta la muerte. En general, puede ser difícil de diagnosticar, debido a que los síntomas son similares a los de otras enfermedades.
Los principales problemas que se pueden producir son generados por espacios cerrados sin ventilación alguna o sistemas de calefacción con anomalías. Estos accidentes pueden producirse mientras los habitantes de la casa duermen, sin que llegue a alertarse por los síntomas.
Las estadísticas indican que cada año mueren en Argentina alrededor de 200 personas por intoxicación con monóxido de carbono, que pueden ser evitadas. Por eso, desde el Ministerio de Salud se recomiendan las siguientes medidas para prevenir este tipo de accidentes:
– Nunca usar cocinas, hornos, braseros, parrillas de carbón, lámparas o cocinas de campamento para calefaccionar una vivienda.
– Los artefactos domésticos que consumen combustible siempre deben estar debidamente instalados, mantenidos y operados.
– Es ideal que un gasista matriculado inspeccione anualmente los sistemas de calefacción y cocina de la casa.
– Los hogares a leña y sus tiros también deben ser inspeccionados y limpiados todos los años.
– Las estufas que no cuenten con tiro balanceado deben ser usadas sólo si se encuentra una persona despierta para vigilarlas. Debe existir en esa habitación, por lo menos, una entrada de aire constante.