Lapachos, la joya natural de Brinkmann destaca diario regional
Rosado, amarillo y blanco. Los tres colores que identifican a los lapachos anuncian la llegada de la primavera y su floración en la ciudad. Una vista general ubica a cualquier persona en Brinkmann, una ciudad donde su aroma y su belleza visual está identificada con estos árboles a los cuales incluso se les han dedicado poemas.
Para Mar del Plata será el lobo marino y el agua que le da un «toque especial» y en Carlos Paz el «Cucú». Pero acá, los lapachos para los brinkmanenses son un sello natural, una faceta particular.
«Son majestuosos en su porte y extremadamente bellos con los colores de su fronda, hay muchos fotógrafos que en esta época hacen tomas porque es la etapa de mayor floración», dijo Marina Garello, residente de la ciudad que se admira en cada calle del sector donde vive rodeada de estas plantas.
«Son majestuosos en su porte y extremadamente bellos», asegura una vecina. Y no miente
Predomina el rosado
Aunque los lapachos pueden ser amarillos y blancos, la variedad más preponderante en Brinkmann es la de color rosado. Provienen del norte de la Argentina y también son conocidos como «heraldos de la primavera».
Su presencia altera la monotonía del verde y corta con los colores de las cosechas en los campos aledaños marcando una incipiente urbanización identificada con estas plantas.
«Los rosados están plantados en distintos caminos de la ciudad. Particularmente en septiembre para todos es habitual cruzarse gente fotografiando el paisaje. Algunos optan por estamparlos en calendarios, agendas, souvenirs», contó Marina.
Pero además es un espacio seguro para las quinceañeras y las comuniones o casamientos ya que las parejas o las adolescentes optan por ellos para darle un atractivo colorido a las fotografías.
«Este año la floración fue diferente porque en invierno hubo mucho más frío del habitual y también cayeron varias heladas en la ciudad así que está retrasado», afirmó Garello, quien también consideró que la llegada de la primavera y los primeros días templados serán el marco ideal para su incipiente crecimiento.
Motivo de poesías
Escritores de Brinkmann, como Elbis Gilardi -reconocida poetisa- le dedicaron algunos escritos a estas plantas con las que crecieron. En el texto «Oda al lapacho», la mujer hace referencia a «un honor» que significa ser «amante de sus flores» y deja constancia de «un amor mutuo» entre el vecino que lo cuida y la planta que le ofrece su esplendor natural.
Tal es así que seguramente hasta en los lechos de muerte donde van los difuntos los lapachos con ayuda del viento llegan al lugar para quitarle lo lúgubre.
La primavera llegó, los brinkmanenses ya la sienten pero antes la anticiparon al ver sus lapachos florecer. En la ciudad es casi motivo de fiesta y seguro de orgullo. Ese que siente Gilardi cuando lo describe con sus letras: «Cuando florece un lapacho, el pueblo toma el color de sus flores».
Fuente: La Voz de San Justo