Canas a la vista, el look es reivindicado y valorado
Por Camila Perez
Resulta que a veces la moda nos favorece. Si bien las tendencias del cabello gris de las celebridades no son nada nuevo, nuestra reciente obsesión por parecer joven sí lo es.
Históricamente, y todavía en algunos lugares, el cabello gris era visto como un símbolo de sabiduría y conocimiento; a lo largo del siglo XVIII, las elaboradas pelucas y el pelo blanco se convirtieron en furor para la élite europea. Luego todo cambió, pero desde hace un par de años está de moda teñirse el pelo de blanco, una oportunidad para las canas prematuras.
Hoy, lejos de ocultar los signos del envejecimiento se quiere celebrar la edad y el estilo. Se lo llama #grannyhair, que viene a ser un derivado del estilo granny creado por Gucci desde hace un tiempo en las pasarelas con un aire de época. Muchas famosas se lo tiñeron, al menos por un día, una semana o un mes como Cara Delevigne, Rihanna, Kate Moss, Hillary Duff y Lady Gaga, entre otras. Otro caso es el de Linda Rodin, un ícono de estilo con una cabellera larga y gris, sana y brillante.
Dejarse crecer las canas hoy tiene dos aristas: la moda, porque se usa la gama de los grises y platinados, y también la actitud porque la mujer hoy es mucho más segura e independiente que antes, lo que provoca que el paso del tiempo se ensamble con la estética capilar.
«A priori, esta causa puede parecer frívola, pero sin dudas es súper interesante: está de moda hacernos cargo de nuestro cuerpo», cuenta Paula Magariños, socióloga, culturalista y socia fundadora de Punctum.
«Esta tendencia significó que se pongan de moda las marcas del poder femenino: me banco las canas, mi cuerpo, etcétera. La moda está mostrando tendencias sociales y culturales de gran profundidad», agrega la especialista en metodología de la investigación social y enfoque de género.
Como muchas veces sucede, la moda es un reflejo de la sociedad, por lo que esta tendencia converge, según señala Magariños, con otras dos, todas vinculadas entre sí: «una, externa a la cuestión de género, que permite una mayor libertad estilística, una mayor posibilidad de explorar los propios gustos y construir tu persona de acuerdo a tu momento, no con gustos que permanecen estáticos sino que convergen en elecciones de coyuntura, de un momento de nuestra vida», cuenta la socióloga.
Y otro de los ejes es la tan en boga necesidad de despatriarcar, «una tendencia a salir del lugar convencional de las mujeres como subordinadas, que está hablando también de hacernos cargo de nuestro cuerpo, con autonomía y soberanía», explica Paula.
«Hace un año que no me tiño el pelo. Tuve mis primeras canas a los quince y hoy con cuarenta tengo la cabeza repleta. Para taparlas me hice de todo: el Castin, Henna, Color Touch, tintura. Me cansé de obligarme a ir a la peluquería cada veinte días para taparme las raíces para ‘no parecer una dejada'», cuenta desenfadada María Cámara, trabajadora social.
Y sí, claro, ante estos cambios te encontrás con argumentos obsoletos, prejuicios antiguos e imperativos que suenan patriarcales: «Las mujeres con canas parecen más viejas, dejarte crecer el pelo natural te avejenta, la mujer siempre tiene que estar prolija y arreglada». ¿Por qué? ¿Quién lo dijo? ¿Dónde está escrito? Para ellos, al contrario, las canas los hacen parecer sexies, atractivos, maduros con experiencia y, al revés de la mujer, el que se tiñe es el mal visto.
Paola Ruiz tenía solo siete años cuando su madre le encontró su primera cana, y a los 14, sin cuestionárselo, empezó a teñirse. A los 30 años, después de darse cuenta que había gastado alrededor de mil horas y un abultado presupuesto en salones de belleza para cubrir su pelo gris, decidió dejar de hacerlo. «
La gente me decía: ‘¿Estás segura? ¿Qué hay de tu carrera? ¡Sos tan joven!’ Es ridículo», dice. Somos mujeres con actitud, dispuestas a dejarnos las canas como punto final a un mandato, pero también con un dejo de rebeldía, ¿por qué no admitirlo? Decir ¡yo tengo canas, y qué! Y no por eso convertirnos en brujas. «Cuando se rechazan las marcas de lo que se espera de las mujeres, demarcamos nuestro cuerpo como territorio político, como tendencia general, porque no necesariamente son mujeres que han reflexionado esto en clave política o teórica, por supuesto muchas sí, pero otras no, simplemente lo viven y se hacen cargo de esto con una mayor conciencia», explica Magariños.
Vivimos un momento de quiebre, de cuestionamientos y de «hacernos cargo de nuestro cuerpo»; la moda, la libertad estilística y romper con el patriarcado, nos lo están otorgando: «Estos tres ejes están permitiendo a la mujer vestir sus canas, sin sentirnos menos. No sos menos persona, menos mujer, en términos de la mujer que construye el patriarcado como ideología, que esta mujer que tiene que ser por un lado bella y por otro ocupada y al servicio de los otros. Nos estamos haciendo cargo de un nuevo rol en cuanto a las relaciones de fuerza y poder en relación a los varones», sintetiza la socióloga.
El camino hacia el gris
«Sé que la transición puede ser un camino difícil, pero para mí el destino valió la pena», afirma Paola. Sucede que para lograr una melena de pelo natural con canas incluidas hay que tener alrededor del 60 por ciento de la cabeza cubierta de blanco, para que el estilo sea evidente.
El proceso puede ser duro, muchas soñaríamos despertarnos un día con la tarea hecha, pero es imposible, al menos seis meses sin teñido es necesario para lograrlo, ya que casi no existe ayuda a no ser que quieras raparte para iniciar un «foja cero», ya que «decolorarlo demandaría hacerlo a una altura de 9/10, que es lo más rubio que hay, pero luego queda el pelo quemado y hay que cortarlo», señala Florencia Raffaghello, estilista, propietaria de Raffaghello Peluquería, y cuenta que los profesionales pueden ayudar en el mientras tanto: «a medida que va creciendo se hacen reflejos para crear un esfumado entre lo nuevo y lo viejo», explica.
Si estás camino a, o ya tenés tus canas florecientes, es bueno saber que también necesitan un cuidado especial, ya que tienden a ser más gruesas y menos dóciles debido a la falta de melanina.
Entonces, ¿cómo cuidarlas? Raffaghello brinda unas pautas: «Las canas no tienenpigmentos naturales que nos defienden de los rayos ultravioletas, por eso, es básico un tratamiento con mucha nutrición y filtro UV. Lavarse el pelo dos veces por semana con un shampoo con pigmentos violetas para mantener el brillo y evitar que la cana se ponga amarilla. Hacerse un baño de crema cada veinte días», aconseja la estilista.
Si lo estás pensando, ¡animate! Si no llegás a estar conforme con el resultado, siempre podrás volver a teñirlas.
Fuente: Infobae