TENDENCIAS – Por qué siempre creemos que tenemos razón
Celia Antonini: ¿Por qué siempre creemos que tenemos razón? – #Informe
El novelista austriaco Franz Werfel una vez dijo: “Para el que cree no es necesaria ninguna explicación: para el que no cree, toda explicación sobra”. Y así es, porque la creencia es la certeza que tenemos sobre un hecho u opinión, cuya verdad admitimos sin pruebas.
En el lenguaje matemático se denomina axioma. Axioma significa “lo que parece justo” o aquello que es considerado evidente y sin necesidad de demostración. La palabra viene del griego (axioein) que significa “valorar”. Entre los antiguos filósofos griegos, un axioma era aquello que parecía ser verdadero sin ninguna necesidad de prueba.
Creer es dar por cierto aquello que pensamos sin la necesidad de buscar algo que lo refute. Lo que creemos, es entonces, una verdad evidente por sí misma. Es la certeza que tenemos acerca de una determinada cuestión. No hay dudas o cuestionamientos, ni necesitamos alguna demostración. Es así porque lo creemos.
Tenemos creencias sobre todos los aspectos de nuestra vida, sobre la pareja, el dinero, el sexo, el trabajo, etc. La lista es interminable.
Las creencias tienen un poder incalculable. Tanto si pensamos que vamos a salir adelante como si estamos convencidos que no vamos a poder, en ambos casos, no habrá nada ni nadie que nos pueda detener ni hacernos cambiar de opinión.
Si nos tratan de demostrar que estamos equivocados, no solo no vamos a cambiar de opinión, sino que buscaremos las justificaciones y los argumentos necesarios para defender lo que pensamos y de esa manera, fortaleceremos aún más la creencia que tenemos. Eso explica porque, en la mayoría de los casos, una discusión sobre cuál es el mejor equipo de fútbol o cuadro político no llega a ninguna parte. Cuando se trata de creencias, nadie convence a nadie.
La única manera de modificar o revertir una creencia es cuando nosotros la ponemos en tela de juicio y comenzamos a cuestionarla. No vamos a cambiar una creencia si son los otros los que nos dicen que estamos equivocados.
Revise sus creencias y cuestiónese aquellas que lo limitan, como, por ejemplo: “no puedo, no sirvo, no valgo”. La fuerza que tiene cada una de sus creencias hará que lo que usted piensa, se convierta en realidad.
Infobae