Polémica por una reunión de Alberto Fernández con veganos que rechazan las inversiones porcinas
urrió el 25 de noviembre pasado, pero recién se dio a conocer en las últimas horas: el 25 de noviembre, el presidente Alberto Fernández recibió en su despacho de la Casa Rosada al presidente de la Unión Vegana Argentina (UVA), Manuel Martí, y a la modelo y activista ambiental, Liz Solari.
¿El motivo? UVA le quería entregar al mandatario una petición que tiene 528 mil firmas en contra del desembarco de inversiones multimillonarias chinas para incrementar la producción porcina en Argentina.
“No al acuerdo porcino con China”, reza la leyenda de la caja con la que Fernández se fotografió sonriente y eso disparó la polémica.
Sucede que es la propia Cancillería argentina la que ha firmado un memorando de entendimiento con el gobierno asiático para avanzar con un plan de inversiones por 3.800 millones de dólares, que pretende aumentar en 300 mil cabezas el stock de madres, elevar la producción en 882.000 toneladas anuales y generar exportaciones por 2.500 millones de dólares, en un plazo de cuatro años.
Incluso hay varias provincias, como por ejemplo Córdoba, que han manifestado su apoyo a esta iniciativa por el volumen de inversiones que significaría, y han garantizado que no tendrá el impacto ambiental que muchos sectores temen, más allá de que la Unión Vegana está directamente en contra del consumo de animales.
“El Presidente de la Nación fue informado ampliamente del clamor popular en rechazo de la instalación de las megafactorias de cerdos chinas en Argentina. Y él afirmó que el gobierno no va a promover modelos industriales de producción de ganado porcino que puedan poner en riesgo la salud pública”, aseguró la UVA en un comunicado difundido por Facebook.
Y continuó: “Liz Solari le mencionó que en la provincia del Chaco ya se había firmado un acuerdo entre privados y su gobernador, y el presidente respondió que eso era potestad del ámbito provincial, pero reiteró que desde Nación no se iban a autorizar sistemas de producción basados en números desproporcionados de cerdas madres en las factorías, o que observen características contaminantes para el ambiente”.
El problema, como se mencionó, es que es el propio Gobierno nacional el que está trabajando en la implementación del acuerdo.
Por eso, según publica Clarín, desde la Casa Rosada se apuraron a aclarar que si bien Fernández recibió el petitorio y atendió con amabilidad a los activistas, “la Cancillería va a seguir trabajando en el acuerdo con China por las granjas”.