Recomiendan vacacionar o disfrutar el tiempo libre para contrarrestar el estrés
La necesidad de cortar con el estrés cotidiano que implica una pandemia y, al mismo tiempo, lidiar con el trabajo, las tareas del hogar, el cuidado de familiares y otras responsabilidades, llevó a miles de personas a planificar sus vacaciones o el uso de su tiempo libre, situaciones que siempre «conllevan emociones positivas», ya que suelen ser «fuentes de nuevas experiencias», aseguraron especialistas en salud mental.
Unas dos millones de personas aprovecharon el cambio de año para vacacionar desafiando los potenciales peligros que presenta una pandemia. Pese a que para muchos «no son una alternativa viable», especialmente en este momento, pusieron de relevancia su rol e importancia «para alcanzar el bienestar físico y mental».
«Es evidente que las vacaciones nos permiten a la mayoría de nosotros cortar con el estrés cotidiano asociado a nuestras obligaciones laborales y familiares. Se supone que las vacaciones inducen emociones positivas o al menos así las buscan», dijo María Roca, subdirectora operativa del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
Para la especialista, salir de vacaciones en este momento «nos enfrenta a nuevos ambientes, lo que es importante para la salud cerebral».
Uno de los destinos más elegidos para vacacionar fue la Costa Atlántica bonaerense, cuyas playas estuvieron llenas de turistas el fin de semana largo de Año Nuevo debido a que, según fuentes del Ente Municipal de Turismo (Emtur), llegaron unos 600.111 visitantes, que fueron los que tramitaron el Certificado Verano hasta el 2 de enero.
Ineco destacó que «hay evidencia científica sólida que demuestra el rol de las vacaciones», y destacó que «si uno no puede trasladarse grandes distancias, al menos puede tomarse esos días libres para contar con mayor tiempo disponible para uno mismo y disfrutar del sol, las actividades al aire libre, el ejercicio físico y de la posibilidad de relacionarse con otras personas».
Un reciente estudio publicado por la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, señala que planificar un viaje «fomenta el optimismo».
Matthew Killingsworth, investigador de la Wharton School en esa Universidad, señaló que «como humanos, pasamos gran parte de nuestras vidas mentales viviendo en el futuro. Nuestra mentalidad futura puede alegrarnos cuando sabemos que van a llegar cosas buenas, y los viajes son algo muy bueno que esperar».
Un motivo por el que Killingsworth cree que planificar un viaje puede ser una experiencia tan positiva es el hecho de que los viajes son temporales.
«Como sabemos que un viaje tiene un comienzo y un final definidos, nuestras mentes tienden a disfrutarlo incluso antes de que empiece», comentó el científico, y agregó que «a veces, la gente prefiere retrasar las experiencias positivas, como un viaje, para poder extender el periodo de expectación».
Otro factor a tener en cuenta a la hora de vacacionar en plena pandemia es la salud mental de los niños, quienes «pueden activar importantes áreas en el sistema límbico cerebral, poco estimulados en las rutinas de la casa, que se activan a través del juego, la creatividad lúdica y el sistema de búsqueda», de acuerdo a un estudio de Ineco.
«Las experiencias de vacaciones familiares activan estos sistemas en el cerebro del niño, liberando y activando sustancias químicas que lo hacen sentir bien, como los opioides, la dopamina y la oxitocina. Estos químicos reducen los niveles de estrés y activan sentimientos cálidos y amorosos», detalló el informe.
Andrea Abadi, directora del Departamento Infanto Juvenil de Cites Ineco, aseguró que «luego de varios meses de conectividad áulica y de actividades dentro de casa, los niños necesitan salir, jugar al aire libre y conectarse, con los cuidados necesarios, con otros niños».
El neurólogo Facundo Manes, destacó, por su parte, que «hubo un súbito incremento a síntomas ansiosos al principio de la pandemia. Con el tiempo prevalecieron los síntomas de angustia y depresión».
«Estamos todos agotados porque hace meses que hacemos cosas que antes no hacíamos, como no poder saludar, relacionarnos. Frenar los abrazos y tener otros hábitos a los que no estábamos acostumbrados también nos agota».
«Por eso, la angustia y la ansiedad no se correlacionan con los lugares donde hay mayor cantidad de virus, sino porque influyen otros factores como la cuestión laboral, familiar y económica», precisó Manes.
Para el especialista, «al principio de la pandemia cuando nos encerramos había altas expectativas, ahora esas expectativas están centradas en la vacuna, pero estimo que podremos dejar definitivamente atrás la pandemia en el año 2022, cuando alcancemos la inmunidad de rebaño, por lo que vamos a tener que aprender a convivir con el virus todo este año».
«Esto significa que vamos a tener que convivir con menos miedo, porque el miedo paraliza», concluyó Manes.