Se cultiva peperina a gran escala en un campo cordobés
La peperina es la planta aromática autóctona que caracteriza a la provincia de Córdoba. Pese a ser un símbolo local, hay escasos y pequeños emprendimientos productivos vinculados con esta hierba nativa en las serranías del centro y el arco noroeste provincial. De hecho, el cultivo de peperina está poco explotado.
No obstante, esta aromática espontánea se está cultivando a gran escala en un campo de la zona de Santa Rosa de Calamuchita, por primera vez. El proyecto productivo, único en su tipo en la provincia, lo ejecuta la empresa CBSé. Se basa en estrategias, métodos y técnicas sustentables; cuida y enriquece el monte natural; y atiende la creciente demanda de productos naturales a niveles nacional e internacional.
Esta iniciativa fue aprobada en mayo por la Secretaría de Ambiente; cumple con las leyes nacionales 26.331 y 25.080, y la ley provincial 9.814. Se denomina “Caracterización de áreas boscosas y manejo sustentable de la peperina en el campo El Desafío”.
Los objetivos son: aumentar la cantidad de plantas en el bosque natural a través del trasplante de plantines de invernadero; elevar la producción anual en invernadero y a campo; obtener un producto de calidad que satisfaga las necesidades del mercado; conservar el medio ambiente; y generar un impacto socioeconómico positivo con la contratación de mano de obra local.
El cultivo en grandes extensiones de la peperina constituye una alternativa para acceder a nuevos mercados. Con manejos adecuados de producción, puede lograrse un producto diferenciado fácilmente insertable y posibilitar el desarrollo regional.
De acuerdo con el proyecto, el producto final es la yerba compuesta (con peperina) y se comercializa con el nombre CBSé Hierbas Serranas. Trascendió que el producto se exporta para responder al incremento del consumo de mercancías de origen natural.
La magnitud del proyecto permite suponer que servirá de modelo para otros productores y emprendimientos agrícolas similares que fortalezcan las economías regionales, siempre y cuando cuiden los recursos naturales existentes.
Manejo sustentable
La empresa generó un plan de manejo sustentable en su campo en Córdoba, que contempla el enriquecimiento con un ecotipo local de peperinas. Con este fin, se están multiplicando y seleccionando plantas. La hoja de la aromática es procesada para su incorporación a la yerba compuesta.
“Generando el conocimiento necesario para el manejo sustentable de la peperina y otras especies nativas amenazadas, se logrará un producto más fácilmente insertable en un mercado competitivo, y se podrán desarrollar zonas de producción y comercialización”, puntualiza la iniciativa.
Marta Ojeda, ingeniera agrónoma, doctora y ex docente de la Facultad de Ciencias agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), asesora a CBSé. “La empresa cultiva peperina desde hace años, pero la aprobación del proyecto por parte de Ambiente hizo que en los últimos meses se intensificara el cultivo; es una respuesta a la gran demanda existente”, destacó.
En cuanto a la metodología productiva, se recolectaron semillas de peperina natural que había en el monte y se hicieron plantines en macetas; estos, cuando tuvieron cierto tamaño, se plantaron en el campo. La semilla utilizada es un ecotipo de CBSé. “Planta por planta se fue plantando en el monte”, comentó Ojeda.
En la actualidad, existen unos 60 mil plantines en el campo. La mayoría prosperaron y otros no (la mortandad natural ronda el 25 por ciento). “No es fácil hacerlos crecer”, admitió. Previamente se habían colocado otros 70 mil.
La especialista indicó que este año se colocaron plantas de peperina en sectores abiertos del monte serrano, cuando antes se implantaban a la sombra de los árboles. “No se necesita tanto espacio, sino que la planta esté lista para desarrollarse; es un cultivo intensivo, necesita mucho esfuerzo del hombre, cuidado y riego”, explicó.
Ojeda dijo que las plantas de peperina deben seleccionarse y ser domesticadas para que germinen y crezcan en ciertos ambientes.
Rosana Romero, experta en plantas medicinales y aromáticas del área Recursos Naturales de la Secretaría de Ambiente, ponderó la iniciativa de CBSé: “Es muy bueno producir cultivos en un campo, se logran especies de mejor calidad. Y la mayor ventaja de cultivar peperina a campo es que se mitiga el impacto ambiental en el bosque nativo”.
En este sentido, es oportuno indicar que esta hierba es muy depredada por el hombre y los incendios forestales.
Según Romero, “es mejor tener cerca a las plantas de peperina, regarlas y cuidarlas; y si el procedimiento es a través de almácigos que luego se trasplantan, mejor aún”.
Además, Romero consideró que los emprendimientos de siembra de plantas autóctonas “son muy interesantes como medio de trabajo y coadyuvan a generar una identidad cultural”.
Hierba multiuso
La peperina (Minthostachys verticillata, según su nombre científico) es una hierba típica de las Sierras de Córdoba. Su hoja se usa en infusiones y para elaborar yerba compuesta, bebidas, aceites esenciales, tinturas y golosinas. Es un saborizante para el mate. Tiene propiedades digestivas, curativas, antiinflamatorias y descongestivas, además de efectos relajantes.
Los dos aceites esenciales que dan a la peperina su aroma característico son mentona y pulegona.
Además, la peperina fue estudiada como antiviral en un laboratorio provincial y también se la investiga para tratar la mastitis en las vacas lecheras. De hecho, se está probando una vacuna en la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Es una planta perenne que mide entre 50 centímetros y 1,5 metro. Todos los años se puede cosechar. La hoja se seca a la sombra. Algunos ejemplares se recolectan antes de la floración y también es necesario dejar plantas para que semillen y se reproduzcan. La semilla se cosecha cuando está seca.
Argentina posee ventajas para la producción de peperina. No sólo prospera en Córdoba, sino también en las provincias de San Luis, Catamarca y otras del norte.
Proceso
El proceso de reproducción de la peperina arranca con la obtención de semillas. Se recolectan desde marzo hasta fines de mayo. Se cosechan de plantas espontáneas, a fin de conservar el ecotipo de la zona.
Luego sigue la producción de plantines bajo cubierta, que deben alcanzar 10 centímetros para ser trasplantados a macetas. Ahí continúan su desarrollo hasta obtener el tamaño adecuado para su traslado a campo. Esto insume seis meses.
El trasplante a campo se realiza en terreno bajo cubierta natural y artificial. La cosecha comienza a fines de enero o febrero y se prolonga hasta abril. Se efectúa sólo un corte por planta por año, en forma cuidada, para que semille al menos una rama por planta.
Las partes aéreas de las plantas cosechadas son trasladadas a la planta de procesamiento, donde se realiza el secado natural en túneles y el envasado en bolsas grandes. Después se llevan a la planta de elaboración de yerba, ubicada en Frontera (Santa Fe).