Especialistas advierten sobre las enfermedades crónicas que no se controlaron el año pasado
Durante los primeros meses de la cuarentena estricta y los dos picos de internaciones por Covid-19, la mayoría de los recursos sanitarios estuvieron destinados a la pandemia. Los centros de salud, públicos y privados, se prepararon primero y se dedicaron después a contener la avalancha de pacientes graves que llegaban descompensados por el Sars-Cov-2.
Con una curva de casos en retroceso, la espuma parece haber bajado. Lo que queda ahora en la superficie es el tendal de enfermedades crónicas que no se pudieron controlar, así como los embarazos y chequeos de niño sano que quedaron truncos. El riesgo –aseguran profesionales de las sociedades científicas– son múltiples: aumento de infecciones de transmisión vertical (como VIH y sífilis congénita) y más complicaciones en patologías que, en sí mismas, no deberían revestir de gravedad.
DESATENCIÓN
“Hoy estamos viendo pacientes que llegan con complicaciones. Una demanda que estuvo retenida en la cuarentena y los dos picos de Covid-19, cuando los recursos humanos y físicos fueron reasignados para asistir la situación crítica. La atención de los consultorios se redujo porque sus profesionales pasaron a atender las guardias y emergencias”, explicó Ariel Espinosa, presidente de la Sociedad de Medicina Interna de Córdoba.
El especialista explicó que la pandemia dejará efectos a mediano y largo plazo. Una especie de “cuarta ola”, con un aumento de “enfermedades prevalentes”, aquellas que no están relacionadas con un virus sino con nuestros hábitos y alimentación.
Fuentes de la Organización Panamericana de la Salud explicaron a La Voz que el problema es mundial. Y que también está relacionado con el confinamiento y reducción del transporte. “El sistema de salud se ha concentrado en los hospitales, casi nada en acercar la puerta de entrada donde la gente vive, trabaja o estudia”. Y remarcaron que muchos centros de salud y salas cerraron porque su personal fue desplazado al Covid-19 o licenciado por enfermedad avanzada o factores de riesgo.
“Las coberturas de vacunación del calendario oficial, el control de embarazo y niño sano han caído a la mitad en casi todo el mundo”, agregaron.
En la misma línea, el médico y magister en Administración Pública, Iván Ase, analizó: “La política sanitaria se enfocó casi exclusivamente en atender la pandemia, desatendiendo a las patologías ‘no Covid’. Los servicios no esenciales se cerraron. Todo lo que se pudo postergar, se postergó”.
El sanitarista agregó que la gente tuvo temor al principio de contagiarse en los centros de salud. “Se tomaron decisiones que desestructuraron la red sanitaria. Hospitales que de golpe se convirtieron en ‘Covid’. Muchas personas que ahí se atendían, por otras problemáticas, dejaron de acudir al sistema cuando perdieron sus instituciones y profesionales de referencia”.
Por su parte, Jacinta Burijovich, vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, aportó: “El sistema público se vio sobredemandado. Hay una pérdida del empleo formal, y por lo tanto menor cobertura de obras sociales y mayor demanda de los servicios públicos de salud. También pérdida de ingresos. Los gastos de bolsillo en salud generan mayor desigualdad, por eso la necesidad de contar con una cobertura más amplia”.
Burijovich agregó que la amplia red de centros de atención primaria de la salud que existe en la ciudad de Córdoba tienen programas de seguimiento, pero los profesionales fueron reasignados a la pandemia. Consideró de vital importancia retomar las redes comunitarias de salud colectiva y la prevención.
PROBLEMA GLOBAL
Una encuesta realizada entre enero y marzo de este año por la Organización Mundial de la Salud descubrió que muchos servicios de salud de atención de enfermedades no transmisibles se vieron interrumpidos durante la pandemia. El sondeo, que abarcó 135 países, detectó que en el 35 por ciento de las naciones se suspendieron todas las prestaciones consultadas en la encuesta. Y en el 94 por ciento, al menos una.
El informe, denominado “Pulse”, detectó que los servicios sanitarios de atención primaria, rehabilitación y salud mental fueron los más afectados. Las cirugías programadas se pospusieron en el 66 por ciento de los países (cuando se retomaron, generó una acumulación que tensionó el sistema). Y también se desatendieron los chequeos de embarazo, fundamentales para prevenir infecciones de transmisión vertical (de la madre al bebé), como VIH y sífilis congénita.
“Al cambiar la estrategia de atención hospitalaria o de entrega de medicación, muchas personas con patologías infecciosas, como VIH, encontraron trabas para hacerse atender. Una vez que esa accesibilidad se ve perturbada, en lugar de insistir, los pacientes optan por cortar el tratamiento. Quizás porque tengan que satisfacer sus necesidades básicas, salir a trabajar o enfocarse en otras prioridades, en lugar de aprender cuál es el nuevo mecanismo de atención”, expresó Espinosa.
REALIDAD LOCAL
El año pasado en Córdoba, las muertes por todas las causas aumentaron un 12,4 por ciento, en comparación con el quinquenio 2015-2019. El estudio, realizado por el Ministerio de Salud provincial, detectó que durante el primer pico de internaciones (entre el 13 de septiembre y el 28 de noviembre), el exceso de muertes fue del 58 por ciento. El 21 por ciento de las defunciones durante ese período fueron por Covid-19. Se desconoce por el momento las causas del resto de los fallecimientos.
Espinosa aportó un elemento sustancial: durante el primer pico de internaciones, las muertes encefálicas que califican para donaciones de órgano descendieron, probablemente, por las restricciones en la circulación. Durante el brote del año pasado, se registraron 41 muertes encefálicas (ME), de las cuales seis fueron originadas por traumatismos de cráneo (TC). Mientras que, en 2019, se reportó el doble: 90 ME y 12 TC.
“Durante el primer pico también murió gente por otras causas que no fueron Covid-19 y eso que tuvimos menos gripe y menos accidentes de tránsito”, agregó el presidente de la Sociedad de Medicina Interna de Córdoba.
El listado de coletazos de la pandemia continúa, según sus registros: pacientes oncológicos en estados terminales que solicitan por guardia cuidados paliativos; insuficiencias renales que requieren diálisis de emergencia; personas que conviven con virus infecto-contagiosos que cortaron la adherencia al programa, enfermos crónicos (cardíacos, diabéticos, anticoagulados) que llegan con valores alterados de sus análisis clínicos, y personas con enfermedades respiratorias crónicas (Epoc) que fueron hisopados más de una vez por confundirse su patología con Covid-19.
Espinosa puso el ejemplo de pacientes con cólicos en la vesícula que, por falta de controles previos, llegan a la guardia con una complicación (pancreatitits) que requiere cirugía.
Los servicios de salud mental también se vieron resentidos. Gastón Vacchiani, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Salud (UTS) explicó que hay demoras de tres meses para los turnos en las consultas de los pacientes que ya venían con tratamiento. Mientras que los que necesitan un nuevo diagnóstico tienen trabas a la hora de acceder a su primera consulta.
POSIBLES SOLUCIONES
¿Cómo recuperar el tiempo perdido? Los especialistas recomiendan poner énfasis en el primer nivel de atención, la construcción de redes territoriales con líderes barriales y promotores comunitarios y la prevención casa por casa. Marcelo de la Colina, presidente de la Asociación de Oncólogos Clínicos de Córdoba, resaltó que es más efectivo prevenir, por caso, cáncer de mama o cuello de útero haciendo campañas de Papanicolaou o mamografías. En lugar de atender tumores avanzados producto de la falta de controles.
“La pandemia se gestionó con un enfoque biomédico y tecnológico centrado en los hospitales. Faltó atender los efectos psicosociales vinculados con la dimensión emocional de las personas. Uno puede entenderlo en la urgencia, pero ya llevamos casi dos años y este enfoque no se ha modificado”, apuntó Ase.
El sanitarista propuso volver a construir redes con un enfoque más territorial y comunitario, basado en el primer nivel de atención. Una sugerencia similar efectuó la OMS, en su informe “Pulse”, para los países en vía de desarrollo. Eso, y fortalecer la telemedicina y la tecnología, una vez que el mecanismo de atención primaria esté una vez más aceitado.
POR NATALIA LAZZARINI – LA VOZ