Estudian presencia de bacterias resistentes a antibióticos en animales domésticos de Córdoba
a resistencia bacteriana a los antibióticos (RAM) es hoy uno de los mayores problemas de salud pública. Su gravedad reside en que estos fármacos son la principal herramienta para controlar y tratar las infecciones bacterianas y aun no se desarrollan otras alternativas más efectivas.
Desde 2018, investigadores, alumnos y docentes de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) abordan e investigan el tema desde una perspectiva no solo humana, sino también animal y ambiental.
Se trata de un proyecto de investigación interdisciplinario en el que se trabaja con el objetivo de determinar si hay interrelación entre la circulación de estos genes y bacterias en el ambiente, en los animales y en las personas.
En ese marco, la UCC organizó una jornada de diálogo y presentación de resultados de diferentes trabajos científicos para socializar los datos obtenidos en Córdoba.
Dos de estas investigaciones abordan ejes novedosos: por un lado, la portación de bacterias resistentes en animales domésticos y por el otro, el uso de antimicrobianos por parte de los médicos veterinarios.
PRESENCIA DE BACTERIAS RESISTENTES EN ANIMALES DE COMPAÑÍA
El primer estudio se basó en el análisis bacteriológico de muestras clínicas obtenidas en animales, como piel, orina, partes blandas y líquido articular. También se tomaron muestras de portación de animales sanos con las que colaboraron veterinarios de la ciudad de Córdoba.
La iniciativa surgió tras observar muchas muestras de materia fecal que alumnos de bioquímica y veterinaria utilizaban para sus investigaciones y detectar que contenían bacterias portadoras de beta-lactamasa de espectro extendido, una enzima caracterizada por generar resistencia a los antibióticos betalactámicos como penicilinas y cefalosporinas.
“Nos preguntamos qué rol tenían los animales de compañía y descubrimos que las bacterias resistentes a los antibióticos y/o sus genes de resistencia antimicrobiana pueden transmitirse en el contexto del estrecho contacto humano-mascota, constituyendo un eslabón relevante de la problemática”, explicó María Gabriela Irrazábal, médica veterinaria y docente de la UCC a cargo del estudio.
Se procesaron 2.637 muestras clínicas de animales en el período 2018-2022, de las cuales 2.344 son urocultivos (orina). De esa cantidad, 1.706 (alrededor del 72%) pertenecen a caninos, la especie en la que centraron sus resultados.
Las bacterias con mayor prevalencia en las muestras fueron la escherichia coli (similar a lo que ocurre en seres humanos), la Staphylococcus intermedius (común de los tejidos de caninos) y la klebsiella pneumoniae.
“Obtuvimos que en perros el 30% de las muestras procesadas tenían bacterias portadoras de beta-lactamasa de espectro extendido. Estás no están solas, sino que vienen con resistencias acompañantes. A Ciprofloxacina del 87%, seguida por un 75% a TMS, 54% a gentamicina y 53% a nitrofurantoína”, detalló la investigadora.
Además hallaron resistencia en un 40% de las muestras de staphylococcus intermedius. También tienen resistencias acompañantes de un 92% para Ciprofloxacina, seguida de un 87% para TMS, 53% para Gentamicina y 39% para Nitrofurantoína.
“También hallamos la primera klebsiella pneumoniae portadora de carbapenemasa tipo KPC en animales de compañía de Córdoba. En ella se hizo la caracterización genómica y se encontró que era el clon multiresistente ST15 que ya está en humanos”, señaló.
La especialista concluyó su exposición resaltando el hallazgo de fenotipos de resistencia clínica de prioridad crítica y alta para la Organización Mundial de la Salud (OMS).
También remarcó la importancia de incluir a los animales de compañía en los programas multidisciplinares de vigilancia y control de la resistencia a los antibióticos.
USO DE ANTIMICROBIANOS EN MEDICINA VETERINARIA
El segundo trabajo consistió en una encuesta voluntaria y anónima a 152 médicos veterinarios de la ciudad de Córdoba. Se tuvo en cuenta cómo y con qué frecuencia prescribían los antibióticos, si atendían a grandes o pequeños animales y si conocían sobre RAM, entre otros.
Los principales resultados indicaron que el 98% de los profesionales encuestados utiliza antibióticos sin el respaldo de un análisis de laboratorio. Una vez que fracasa el tratamiento, el 58% procede a realizar un cultivo y un antibiograma mientras que el otro 42% rota el antibiótico, alarga los períodos o duplica las dosis.
Respecto a los motivos que hacen incurrir al veterinario en este tipo de procedimientos que favorece el desarrollo de resistencia, el 29% respondió que se debe a los costos del análisis microbiológico, el cual debe cubrir el propietario.
El 38% indicó que lo hacensiguiendo protocolos profesionales de prescripción, según el tipo de afección, en muchos casos para responder a urgencias.
A la vez, el 58% dijo que accionan según decisiones de los dueños, quienes alegan distintas razones o quieren respuestas inmediatas y el 42% prefiere comenzar pronto un tratamiento para evitar complicaciones.
Otro motivo tiene que ver con la búsqueda de una recuperación rápida.
Solo un 2% de los profesionales manifestó haber tenido fallas en el tratamiento después de hacer un cultivo.
“Un dato alarmante es que el 74% usa dos o más antibióticos a la vez. Los más utilizados son la enrofloxacina, trimetroprim sulfa, cloranfenicol, eritromicina y ciprofloxacina”, apuntó María Pía Belluzzo, veterinaria y docente de la UCC.
La especialista a cargo del estudio indicó que solo el 22% tenía conocimientos locales de resistencia antimicrobiana y el 47% de datos mundiales que refleja una baja nocipon de la problemáticas.
“Como veterinarios trabajamos con el pero y la familia, trabajamos con multiespecies. Y por eso es muy importante publicitar información para que los profesionales conozcan las características epidemiológicas, la prevalencia bacteriana y los patrones de resistencia locales”,
También remarcó la importancia de generar datos epidemiológicos locales para orientar los tratamientos empíricos iniciales, crear planes de vigilancia y control de uso de antibióticos en pequeños y grandes animales y de desarrollar estrategias públicas y privadas con animales y humanos en conjunto.
LA VOZ