Alfalfa para Medio Oriente. Denuncian que una empresa saudí está secando un acuífero en Traslasierra
Vecinos organizados por la defensa de las aguas subterráneas en Traslasierra se movilizan desde fines del año pasado sobre la situación del acuífero conocido como Los Cerrillos que, aseguran, se estaría secando por la extracción “sin control” para actividades productivas en la zona.
“Los pozos cada vez tienen menos agua, las vertientes se secan, la capacidad de retención de agua del cordón Altas Cumbres está en niveles críticos históricos, al igual que más de 12 municipios en el verano pasado. Nuestros ecosistemas transerranos están colapsados, se están muriendo; hay dos diques en emergencia hídrica”, enumera Alberto van Derdonckt Barragán, de la Coordinadora Ambiental de Organizaciones y Vecin@s por las Aguas Transerranas.
Los ambientalistas responsabilizan a la empresa saudita Fondomonte South América SA de secar el acuífero. Se trata de un emprendimiento de la compañía lechera Almarai, de Arabia Saudita, una de las más grandes del Golfo Pérsico, que en 2011 compró 12 mil hectáreas en la localidad de San Vicente, departamento San Alberto, para sembrar alfalfa, cuya producción completa se envía a Medio Oriente para alimentar el ganado que produce la leche.
Para la Provincia, la empresa no está extrayendo volúmenes superiores a los que tiene autorizados en sus 42 pozos y el acuífero sólo está siete centímetros por debajo de su nivel, algo que atribuyen a la sequía de tres años por el fenómeno de la Niña y un verano que debía tener mayores niveles de precipitaciones, cosa que en la zona no ocurrió.
Alfalfa para vacas saudíes
Según consta en documentación oficial presentada al Gobierno de la Provincia de Córdoba, Fondomonte South América SA se dedica exclusivamente “a la actividad agrícola y a la comercialización de su producción en el mercado interno o exportación”.
Explota propiedades donde se producen granos en las provincias de La Pampa, Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe, en aproximadamente 35 mil hectáreas. También explota otros establecimientos agrícolas dedicados exclusivamente a la producción de alfalfa, como en la comuna cordobesa San Vicente, pedanía Toscas, a 10 kilómetros de San Luis.
Allí, en 2020 contaba con 2.650 hectáreas de producción bajo riego.
Esa superficie hoy sería mayor, ya que hace cuatro años se presentó ante la Secretaría de Ambiente de Córdoba un proyecto de ampliación de la planta de deshidratación de alfalfa, que fue autorizada a funcionar en 2015 por primera vez, a través del expediente 051721215/2015.
En un documento al que accedió La Voz, se observa que la empresa pidió permiso para duplicar la capacidad de deshidratación anterior; es decir, pasar de la producción de 20 toneladas por hora de fardos de alfalfa de alta densidad a 40 toneladas. En el pedido se indica que para el normal funcionamiento de la planta para ese volumen, se utilizarían 1.000 kw de energía, provista por la cooperativa Cemdo.
No se especifica en ese documento la estimación de consumo de agua para riego.
“Las imágenes satelitales muestran que tienen un área de riego de aproximadamente siete mil u ocho mil hectáreas. Van moviendo los pivotes y dejan los campos para rotación. Se ve un rectángulo que no quiere decir que no esté regado, sino que tiene cultivos de temporada, como soja y maíz”, explica Van Derdonckt Barragán.
En las imágenes, se aprecian cultivos de alfalfa en círculos que comprenden 110 hectáreas, 78 o 50 hectáreas. Algunos son más chicos.
Van Derdonckt Barragán explica que en los círculos grandes, los pivotes tienen brazos de 517 metros, unas cinco cuadras. “Sacan agua de un acuífero de aguas paleontológicas; son aguas prístinas que llevan millones de años de acumulación”, detalla el activista.
La planta se desarrolla en un predio de 30 hectáreas en el que durante años se cultivó papa, ubicado al norte de la ruta E91, dentro del establecimiento La Blanca Rosa, comuna de San Vicente. Las actividades se iniciaron en 2016.
“La empresa Almarai tiene que irse sí o sí. Cuando las reservas altas de las Altas Cumbres se agoten totalmente y no haya reposición, la vida en el valle no será posible. Y ya será tarde. Si hoy se fueran los árabes, con régimen normal o medio de lluvias tardaría entre cinco y 10 años en retornar el equilibrio de los microecosistemas transerranos y de recuperar los niveles normales de las napas, pozos y depósitos altos. No así el acuífero”, asegura Van Derdonckt Barragán, quien asegura que la empresa “tiene una regalía de explotación sin aforo ni control por 40 años” y que también utiliza tecnología para el control climático.
El activista indica que la empresa árabe compró las tierras en Argentina en 2011, “horas antes” de que se sancionara la ley que impedía la compra de tierras a ciudadanos extranjeros. “Estamos encima de los 200 mil millones de litros de extracción anual de agua, que correspondería a seis veces el consumo por seis años de toda la población de Córdoba”, asegura.
El dato es una estimación con base en las imágenes satelitales y en la cantidad de días de consumo de agua que se requiere para la producción admitida. Según los cálculos de la Coordinadora Ambiental, se realizan nueve cortes de alfalfa al año, lo que supone un consumo de agua equivalente a 54 días del calendario anual. “Están sacando 300 mil litros de agua por hora”, aseguran.
En información que los ambientalistas hicieron circular por las redes, indicaron que el cálculo da una extracción de agua de 24 hectómetros cúbicos por año. Un hectómetro cúbico es igual a mil millones de litros de agua. Para tomar dimensión de la cifra, desde la Coordinadora refieren que Villa Dolores, San Pedro y Villa Sarmiento tienen una población de 65 mil habitantes y consumen por año 12 hectómetros cúbicos usando agua los 365 días, que proviene del dique La Viña.
La información del consumo no se conoce con exactitud.
En la zona tampoco hay controles del nivel de los acuíferos mediante mediciones en los pozos de extracción. Según la denuncia, el consorcio número 2 de seguimiento de las napas y pozos, que fue creado en 2007, funcionó durante muy poco tiempo y hoy está inactivo; en la zona no hay un consorcio de usuarios de aguas subterráneas. Mientras que el consorcio 1, de la llanura, realiza dos mediciones anuales de sus más de 600 pozos.
Esto es negado por el secretario de Recursos Hídricos de Córdoba, Edgar Castelló, quien señaló que la empresa presenta habitualmente sus informes trimestrales y que el año pasado tuvo una inspección que arrojó, con muy pequeñas diferencias, lo mismo que lo declarado.
“Las autorizaciones las tienen; son de 42 a 46 perforaciones autorizadas. Ellos presentan informes trimestrales de niveles y este año mandé a hacer un control y hubo diferencias mínimas, atribuibles a los errores del equipo de medición. Es importante señalar que no son los únicos en la zona que tienen perforaciones grandes; hay cuatro o cinco emprendimientos más, que también utilizan riego complementario con canales”, precisó el funcionario.
Para Castelló, la bajante que se denuncia en el acuífero tiene más que ver con la falta de lluvias que con una explotación excesiva del riego con aguas subterráneas.
“Por otro lado, cuando se riega, el agua que se extrae se vuelve a infiltrar en gran medida”, abundó. Y en tren de marcar situaciones problemáticas, explicó que el acuífero se alimenta de las cuencas del río de los Sauces y del río Conlara y es un recurso compartido con la provincia de San Luis, donde las autorizaciones de perforaciones multiplican las que se otorgaron en Córdoba.
“Por este tema, hemos pedido que se involucre Nación para unificar criterios de autorizaciones y controles”, anticipó Castelló.
El consorcio 2, según el funcionario, está activo, aunque tiene mucho menos trabajo que el consorcio 1, que es el que concentra casi el 90 por ciento de los asociados y el mayor número de perforaciones en Córdoba.
Aunque no tenía números finos a mano para contrarrestar la información de la denuncia, Castelló estimó que las extracciones de la empresa saudí serían menos de la mitad de los hectómetros cúbicos que calcularon los ambientalistas: en torno de 70 hectómetros al año.
“De todos modos, vamos a seguir controlandolas, haciendo mediciones, monitoreando distintos pozos, de esta empresa y de todo el sector”, remarcó.
También fue consultada la empresa. Un representante legal con oficina en Buenos Aires recibió un email de contacto de La Voz, solicitó que se le envíen las preguntas por escrito y luego no recibimos respuestas.
Faltan estudios en profundidad
El geólogo Claudio Carignano, especialista en agua subterránea, miembro del Laboratorio de Hidrometeorología de la Facultad de Ciencias Económicas, Física y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba y del Observatorio Hidro-Meteorológico de Córdoba explica que en la zona donde se encuentra la planta que produce alfalfa hay varios acuíferos, pero no existen estudios que los caractericen por completo.
En el estudio de impacto ambiental del Acueducto de Traslasierra (2021), la Administración Provincial de Recursos Hídricos (Aprhi) indica que el acuífero los Cerrillos-San Vicente está caracterizado por la presencia de sedimentos eólicos con intercalaciones de importantes paleocauces de espesores de 10 a 30 metros y refiere que las perforaciones extraen grandes caudales (250-350 metros cúbicos por hora). Esta gran potencialidad acuífera “ha dado lugar a extendidas baterías de captaciones que sostienen sistemas de riego de papa y soja”, se lee en el documento oficial.
Carignano explica, además, que no hay estudios ni información suficientes para estimar cuánta agua se podría extraer al año sin comprometer las reservas. Tampoco se ha hecho el balance hídrico de la zona.
El geólogo plantea que no se pueden hacer estimaciones del estado del acuífero mirando sólo la actividad de una empresa, ya que en la zona hay varios emprendimientos productivos de envergadura. No obstante, asegura que se sabe que “el nivel estático regional ha descendido, por lo que es esperable que las reservas (de agua) hayan disminuido”. De cualquier modo, insistió en que “sin un balance hídrico, cualquier cosa que se diga es especulación”.
Cuando el sistema recarga a través de las lluvias más de lo que sale, el nivel estático sube. Si sale más agua de la que entra por recarga, el nivel estático baja.
Una forma de controlar el consumo es hacer una red de medición del nivel estático de la región. Otra forma de medir es modelar a través de un software en función de las lluvias, las característica del terreno, de lo que sale y de lo que circula. Sin embargo, esto no se hace en la Argentina, porque no hay mediciones sistematizadas durante un tiempo. No hay estadísticas ni datos sostenidos.
En relación a cuánto podría tardar en regenerarse el agua que se extrae del acuífero, Carignano aseguró que al no haber datos confiables ni estudios bien diseñados que abarquen toda la cuenca, no es posible saberlo. Tampoco si el recurso está en riesgo al ritmo en que baja el nivel.
En la región, no hay estudios confiables. “Se debería solicitar que se haga un estudio hidrogeológico regional apuntando a un balance hídrico y que abarque la cuenca completa, es decir Córdoba y San Luis”, planteó el geólogo.
LA VOZ