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🔊 Día de la Lealtad – Hablamos con Alejandro Rodríguez Perón, sobrino nieto del ex presidente

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Alejandro Rodríguez Perón custodia un legado. Es uno de los últimos herederos de Perón. De igual porte, su voz posee una carraspera similar a la de su tío abuelo, además del pelo negro y la sonrisa.

Alejandro Rodríguez Perón es nieto de Eufemia Jáuregui y Mario Avelino, hermano mayor de Juan Domingo. Su madre, Dora Alicia Perón, era sobrina y ahijada del ex Presidente. Cuando murió Perón, Alejandro era un adolescente de trece años, pero recuerda a su tío con cariño y admiración.

En este Día de la Lealtad de los peronistas, el Partido Justicialista quiso hacer un aporte y conocer un poco más. Por eso LA RADIO 102.9 pudo conversar con uno de los herederos del ex presidente. El intendente municipal de Brinkmann, Lic. Mauricio Actis se sumó a la entrevista para saludarlo y por supuesto el presidente del PJ local Hugo Tosolini, quien hizo el contacto y prometió traerlo a B>rinkmann para una charla más amplia y enriquecedora.

LA QUINTA SAN VICENTE

Alejandro se aloja los fines de semana en la casa del cuidador, al lado de las viejas cabellerizas traídas en 1948 para su tío abuelo. Su responsabilidad es mantener el legado peronista intacto. Los fines de semana se pueden visitar el lugar, recorrerlo con Alejandro como guía.

En las 19 hectáreas del Museo Quinta “17 de Octubre” se respira peronismo, hay vestigios de una época que ya no volverá. Las miradas de Perón y Evita están en todas partes y observan a los visitantes de lo que alguna vez quiso ser su refugio privado. Pero sólo lo hacen desde las fotografías, porque sus estatuas –situadas en la zona central del predio– fueron decapitadas. Aun así, han sido colocadas allí como símbolo del odio y la proscripción que sufrió el movimiento y su líder tras la autoproclamada Revolución Libertadora.

La Policía Bonaerense custodia la entrada del Museo, cuya gestión está a cargo del Gobierno provincial. Su director, Cristian Scollio, politólogo egresado de la UBA, es el director desde hace cuatro años. Desde entonces, afirma, y con la ayuda presupuestaria del gobernador Kicillof, el sitio ha recobrado el esplendor de antaño.

DE OLIVOS A LA CHACARITA Y A SAN VICENTE

El 1° de julio de 1974 al mediodía se anunció públicamente la muerte de Perón. Tras el multitudinario velorio en el Congreso de la Nación, al que asistieron cientos de miles de personas durante cuatro días, sus restos fueron llevados a la Quinta de Olivos. Cuando Isabel ordenó traer de Europa el féretro de Evita, los depositó juntos en el Cementerio de Chacarita, donde permanecieron hasta que los restos de Perón fueron profanados y sus manos, cortadas y robadas. Nunca se esclareció el hecho ni fueron castigados sus culpables. Según Alejandro, se trató de un conflicto político. “Para mí, las manos siguen estando en algún lugar del cementerio”. Luego de idas y venidas, los restos fueron trasladados a la Quinta de San Vicente en 2006, pero lo que pretendía ser un homenaje se transformó en una batalla campal entre agrupaciones justicialistas.

 

También integran el recorrido el torreón desde donde Perón transmitió algunas cadenas nacionales, el tren presidencial increíblemente conservado,y el museo fotográfico. En el centro del predio, sobre una pequeña colina, se encuentra la piscina. El fantasma de López Rega, mentor de la banda parapolicial conocida como Triple A, se cuela en la visita. Alejandro comenta que “El Brujo” mandó a construir un sauna tan solo a unos metros de allí, instaló un billar y un juego del sapo. No quedan rastros de esos lujos. Lo único original allí es la piedra que rodea a la pileta.

 

El museo fotográfico guarda todo tipo de recuerdos del peronismo, como juguetes de la Fundación Eva Perón, escritorios repatriados desde Puerta de Hierro e incluso autos regalados por sus fabricantes que Perón no llegó a conducir. El mausoleo es la parte más interesante y el fin del recorrido. Tras pasar por una larga pared llena de placas que el mismo Alejandro Rodríguez Perón trajo desde la Chacarita, se encuentra el lugar de reposo de su tío abuelo. Imponente pero minimalista, entre un retrato y una bandera argentina, está la piedra que oculta el féretro.

Alejandro aclara que Perón no está embalsamado, pero que tuvo un proceso que permitía su exhibición a cajón abierto en fechas especiales. Sin embargo, al ser profanado y entrar en contacto con el aire, las bacterias hicieron estragos, y para ser mostrado nuevamente debería ser recompuesto con otros materiales.

 

Al ser consultado por su relación con “Isabelita”, Alejandro responde que sólo mantienen contacto a través de abogados. Las disputas familiares por la sucesión de Juan Domingo hicieron que rompan los lazos. Al no haber dejado descendencia, la herencia se dividió entre los sobrinos y la viuda, que reside en España en total hermetismo, ajena a lo que sucede en la vivienda que un día ocupó bajo vigilancia militar. A fin de cuentas, como dijo el propio Perón días antes de morir, ante una Plaza de Mayo repleta: “Mi único heredero es el pueblo”.

LA RADIO 102.9 CON INFORMACION DE AGENCIA DE NOTICIAS DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

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