Cerró la láctea donde trabajaban hace cuatro años y los dejaron tirados en la calle: la Justicia decide su futuro
Otro fin de año lleno de incertidumbre y tristeza parece que volverán a pasar los ex trabajadores de la firma láctea San Lucio, de Morteros, quienes esperan una resolución judicial que les devuelva en parte algo de la tranquilidad que perdieron en 2020, cuando la empresa cerró y ellos quedaron en la calle.
Ese año, unas 50 familias quedaron sin empleo y ni siquiera fueron indemnizadas como corresponde en estos casos. De ahí a esta parte, todo fue sufrimiento y un universo de mentiras en su derredor.
“La empresa cerró y no dieron la cara, nunca sus dueños hablaron con nosotros para informarnos las causas. Hoy los vemos en la calle y siguen con sus vidas tranquilos”, sostiene con pesar José Arrascaeta (47), padre de tres hijos, quien se vinculó a la láctea en el año 2006.
Este martes, Arrascaeta arribó a San Francisco junto a otros seis compañeros para reunirse primero con su abogado, Enrique Pistone. Luego, todos fueron recibidos en una audiencia en la Cámara de Trabajo de Tribunales. Junto a otros siete ex trabajadores, llevan adelante un juicio laboral contra los responsables de la empresa que estuvo a cargo primero de Hugo Marenchino, y ya en el final pasó a manos de Juan Manuel Capafons. A ellos acusan de “vaciarla”.
Batallar hasta las últimas consecuencias
En diálogo con Up, el abogado que patrocina a los denunciantes explicó en los últimos años de funcionamiento, San Lucio procesaba 100.000 litros de leche por día, lo que desmentiría la versión de una empresa al borde de la quiebra.
“Era una empresa muy pujante, con 55 trabajadores especializados para la fabricación de productos lácteos”, sostuvo Pistone.
Pero en ese 2020, sus dueños iniciaron un concurso preventivo y, en 2021, la fábrica cerró. Afuera quedaron sus empleados, en la nada misma porque no se los indemnizó, ni se les abonaron los aportes a la ex Afip ni a la obra social (estos últimos los mantiene aún el gremio Atilra). Hace un mes, en tanto, la empresa se declaró en quiebra.
Pistone indicó que la presencia en Tribunales sirve también para visibilizar la lucha, por lo que espera que cámara laboral haga justicia.
“Hace dos años y medio que estamos con el reclamo de indemnizaciones, hay 14 juicios en paralelo y reclamamos que se reconozca a los verdaderos dueños y beneficiarios del producto de la empresa que era la familia Marenchino, reclamamos la solidaridad laboral de quienes se beneficiaron del producido de la empresa”, subrayó el abogado.
Sobre el “vaciamiento” que se denuncia, Pistone contó que “no hay bienes” por lo que es clave que se declare la solidaridad con los propietarios: “Hay angustia pero también mucha capacidad de batalla”, destacó.
Lo difícil de volver a empezar
Arrascaeta reconoce que quedar sin trabajo después de los 40 años es una situación muy complicada de resolver, más con la actualidad del país: “Es una edad difícil para conseguir trabajo, te rechazaban bastante. Uno se aferra a un oficio cuando lo tiene, vivíamos con el sueldo lácteo y no ve venir esto de quedarte sin laburo y cuando pasa te encontrás en una situación jodida”, reflejó y añadió: “Golpeamos puertas, en Morteros hay fábricas pero pese a que la experiencia te suma, la edad te juega en contra”.
Sobre los dueños de la empresa, agregó que siempre ponían excusas basadas en la baja producción y la caída en las ventas, pero indicó que “escondían mercadería en las cámaras que luego no vendían”, situación que provocaba en el trabajador “temor e incertidumbre”. A la par, denunció maltrato.
Mario Frías (44), también es padre de familia. Tiene dos hijas y estuvo vinculado a la láctea desde 2010: “La fábrica cerró pero nunca supimos el porqué, se borraron y la pasamos mal. Ellos prometieron que la iban a volver a abrir, pero no cumplieron”, recordó.
Explicó que conseguir trabajo está muy complicado y que suelen hacer changas: “Nosotros reclamamos lo nuestro, que se pague lo que corresponde porque acá estafaron a gente, a tambos, al gremio (Atilra)”, expresó.
Por último, Frías dijo que los trabajadores se comportaron desde un primer momento bien con la empresa: “Esperamos una solución, con la esperanza y la confianza de llegar a un acuerdo, pero pasaron los meses y no tuvimos otra opción que empezar a mostrar nuestro reclamo”.
UP