La avaricia puede destruir parejas
Por Bernadette Winter (especial de la agencia DPA)
“El avaro” de Molière, Ebenezer Scrooge del “Cuento de Navidad” de Charles Dickens o incluso el Tío Rico de Disney son algunos de los tacaños que juegan un papel destacado en la literatura. Y en su conducta, a menudo exagerada, se esconde un problema real.
“Los avaros suelen ser muchas veces personas tristes y solitarias”, señala Anton Bucher, profesor de Pedagogía Religiosa de la Universidad de Salzburgo. El experto publicó un libro sobre la psicología de los siete pecados capitales, entre los que se encuentra la avaricia.
La gente extremadamente austera suele estar muy obsesionada consigo misma. De hecho, de ello puede desarrollarse una dependencia, una adicción, estiman los expertos.
A menudo, las personas muy austeras no ven por qué deberían gastar mucho dinero en cosas bellas que les generan placer, señala el terapeuta de parejas Jörg Wesner.
Y no sólo eso. El vínculo con el dinero refleja el comportamiento en cuestiones emocionales, hacia la propia persona y con los demás, según advierte Mathias Jung, otro terapeuta de parejas.
No sorprende entonces que la avaricia sea uno de los mayores asesinos de relaciones. Las mujeres, en particular, no toleran la mezquindad en la pareja, según una encuesta de una agencia de citas.
¿Pero de dónde proviene esta avaricia? La niñez podría tener un papel importante, según los expertos, porque el manejo del dinero se aprende de los padres.
Por ejemplo, ¿se hacen a menudo regalos sin razón? “En algunas familias el dinero nunca es un tema porque siempre hay suficiente”, señala Wesner. Otras, en cambio, son más ahorrativas para poder sobrevivir.
¿Se puede dejar atrás la avaricia? “Pueden haber eventos en la vida que cambien el comportamiento”, explica Bucher. Experiencias límite como, por ejemplo, una enfermedad grave hacen que los valores sociales cobren importancia, señala.
En una relación de personas de diferentes orígenes sociales, el tema del dinero se suele manejar de forma muy emocional. “Uno tiene miedo de gastar el dinero, el otro se siente limitado”, advierte Wesner.
El experto aconseja que, en un caso así, es importante que cada uno sea consciente de su propia socialización. Ambos compañeros deben entonces considerar cómo les gustaría manejar el dinero si estuvieran solos. Luego, la pareja debe elaborar una propuesta de solución que sea practicable para ambos.
“Sólo así se puede salir de una pelea de poder”, dice Wesner. Por ejemplo, aquel que valora la estética puede pagar los muebles y la decoración, mientras que el otro puede sufragar las vacaciones.
Jung recomienda acordar reglas estrictas. Una cuenta conjunta o cuentas individuales pueden ayudar. Si uno no trabaja a tiempo completo, debe aportar una compensación. También deben acordarse los pequeños regalos o detalles de atención. En tanto, las cuentas de los restaurantes pueden pagarse alternadamente, recomienda Jung.
En todas las negociaciones es importante ponerse en el lugar del otro, aconseja Bucher, y no querer instruir al otro.
Los expertos piden, sin embargo, tener cuidado con los compromisos poco concretos. “Algunas parejas creen que están de acuerdo pero no son realmente sinceras”, dice Wesner. Uno podría exagerar y ser generoso para superar al otro, advierte. Si este fuera el caso, se debería volver a hablar del tema en pareja.
Sin embargo, nadie tiene que hacer que su suerte dependa sólo de su pareja. Así que, ¿por qué no cuidarse y darse los gustos en lugar de exigirlo a los demás?, dice Jung. “Si, por ejemplo, al otro no le gusta salir de marcha, es mejor irse solo o con amigos”.
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