Agro

El mercado de lácteos, donde las segundas son primeras

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Las generalidades y los prejuicios suelen tener el mismo denominador común: el desconocimiento. Esta falta de información se puso de manifiesto en los últimos días, cuando las palabras “Pindonga” y “Cuchuflito” fueron utilizadas por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, actual candidata a la vicepresidencia de la Nación, para referirse a las segundas marcas que consumen los argentinos.

Los lácteos, después de la carne, son los productos más demandados por la población. Luego de Uruguay, Argentina es el país sudamericano donde más leche se consume. Cada habitante demanda por año alrededor de 200 litros, y la mayor parte del abastecimiento es a través de segundas marcas.

Con el desmembramiento de la estructura industrial de Sancor, a partir de 2016, el poder de las segundas marcas dentro del mercado lácteo se consolidó.

Sólo La Serenísima conserva, por sus dimensiones, el primer lugar del ranking con su nombre insignia. Pero dentro de esa clasificación, realizada periódicamente por el portal especializado TodoAgro, la empresa de Mastellone sólo procesa 12 por ciento del total de la leche que se produce a nivel nacional. El resto son todas pymes, en su mayoría de Córdoba y de Santa Fe, que se forjaron un nombre no sólo a nivel del consumo doméstico sino también en la exportación. Su presencia en el comercio exterior, lo que presume las preferencias de otros consumidores por ese alimento, suma el enésimo argumento para desterrar cualquier calificación peyorativa.

Inclusive, La Serenísima ha expandido en los últimos años su poder de fuego comercial con una segunda marca: Armonía. Según un reporte de la consultora Kantar Worldpanel, durante el año pasado 26 por ciento de los hogares argentinos consumió lácteos de esa marca comercial. En 2018, fue la denominación que más creció, según el estudio.

Universo

El último ranking de empresas lácteas, confeccionado por el portal de Villa María, refleja el fuerte crecimiento de tres pymes lácteas: Punta del Agua, ubicada en James Craik; Noal, con planta en Villa María, y Tregar, con base en Gobernador Crespo, en el norte de Santa Fe. Todas tienen sus marcas, cuyos productos se comercializan a nivel regional, nacional y también en el exterior.

La lista, que contiene 51 empresas, refleja la atomización que tiene la industria láctea doméstica.

Desde el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), se destaca la participación de la mayor empresa (La Serenísima) con sólo 11,8 por ciento sobre la producción nacional. Esto hace que el índice C4, el indicador económico que permite calcular la concentración de un mercado, sea de 32 por ciento, el de menor magnitud en la lechería mundial.

En semejante universo, no todas pueden ser primeras marcas. Lo importante es que todas tengan su lugar.

Alejandro Rollan – La Voz

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