Agro

La zona de confort de las vacas lecheras tiene sede en Villa María

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En el negocio de la lechería, brindar el máximo confort a las vacas es clave para optimizar la producción y lograr rentabilidad. Así lo entiende el establecimiento lácteo Mharnes, perteneciente al Grupo Don Emilio y con sede en Villa María, que invirtió en tecnología, infraestructura, robótica y equipamiento para que estos animales de granja se sientan cómodos, reduzcan el estrés y mejoren su salud. Los resultados en la producción fueron notorios: en tres años, cada vaca pasó de dar 19 litros diarios de leche a 35 litros.

La empresa posee tres unidades de negocios: tambo (unos 20 empleados), fábrica de productos lácteos (12 operarios) y dos autoservicios mayoristas (cerca de 150) que venden mercadería en Villa María.

El concepto técnico de quienes trabajan es que ofrecer comodidades a las vacas redunda en un mejor aprovechamiento de su vitalidad“Si están descansadas y con más energía, rinden más”, resaltaron.

Con abastecimiento del tambo, la fábrica elabora quesos y dulce de leche marca Duy Amis (“dos amigos” en piamontés) en la localidad de Ana Zumarán. Estos productos se comercializan en Villa María y alrededores, Córdoba capital y Tucumán.

La incorporación de tecnología de avanzada a los procesos productivos convirtió al tambo en modelo y mereció el reconocimiento del Ministerio de Industria, Comercio y Minería de Córdoba. En el acto del Día de la Industria, Don Emilio SRL obtuvo el Premio Anual al Desarrollo Industrial “Gobernador Dr. Rafael Núñez”.

No es una vaca cualquiera

Años atrás, Don Emilio tenía varios tambos dispersos. Tras una capacitación sobre sistemas intensivos de producción de leche, decidió concentrar las vacas lecheras en un solo tambo (Mharnes). Con crianza intensiva, espacios más reducidos y tecnología al servicio de los animales, se trazó el objetivo de aumentar la producción y eficientizar costos. “Quisimos llevar la lechería argentina a los más altos estándares de calidad y eficiencia productiva”, señalaron Pablo y Gabriel Giraudo, gerentes de la empresa.

Para dar comodidad a las vacas, reducir su estrés y sofocar las altas temperaturas, la empresa construyó un galpón exclusivo. Allí hizo una gigantesca cama de compost (a base de heces, orina animal y cáscara de maní compostados) para que descansen plácidamente. Dentro del galpón, un robot acerca el alimento que las vacas comen y suelen desparramar, para que no se desperdicie; otros robots las ordeñan.

En otro galpón, un robot dosifica la comida de los terneros según sus necesidades. Llama la atención el sector donde hacen cola para alimentarse a través de un dispenser automático de leche. Además, hay lámparas infrarrojas que los mantienen con una óptima temperatura corporal.

Los bovinos hasta tienen un lugar para higienizarse y acicalarse con cepillos que se activan con sólo tocarlos. También funcionan ventiladores y sistemas de rocío de agua fría para aminorar el calor que sufren en el verano. Y se dispusieron lonas que los protegen de los vientos.

La salud de las vacas es controlada periódicamente. Collares informatizados colocados en su cuello generan reportes para prevenir problemas.

Empresa familiar

En las redes sociales la empresa se presenta como “un tambo familiar en el que se desempeñan personas innovadoras, capacitadas y comprometidas con el medio ambiente y la sociedad”.

Pablo y Gabriel Giraudo son hijos de Néstor (fallecido), quien junto a su esposa Martha iniciaron esta empresa familiar en la década del ’60. De ellos viene el nombre del establecimiento Mharnes. En su momento, la sociedad original incluía a dos hermanos de Néstor: Héctor y Norberto.

Nos propusimos ser un tambo modelo y sustentable; trabajar para mejorar el manejo animal y su confort, los sistemas, procesos, hábitos, producción y calidad láctea”, dijeron los hermanos empresarios.

Algunas cifras

En tres años de esfuerzos, la empresa invirtió más de 2,6 millones de dólares en infraestructura y equipamiento (estabulado, galpones, tratamiento de efluentes, collares inteligentes, máquinas) y 937 mil dólares en seis robots para uso en el tambo, ubicado en las afueras de Villa María.

Hoy, Mharnes posee 750 vacas lecheras para ordeñe. En dos galpones bajo techo se ordeña a mano; en el restante, a través de un robot. La intención es tener 970 vacas e incrementar la producción de leche.

Con los robots para ordeñe, la producción trepó considerablemente. En la actualidad, el promedio diario es de 25 mil litros de leche. También se incrementó la proteína y la grasa de la leche producida.

Valentín Giraudo, del área administración, explicó que la empresa aportó al avance de la industria lechera“Tecnificamos las tareas, aumentamos el bienestar de los animales y dimos trabajo de calidad a los operarios”, sostuvo.

En total, el tambo cuenta con 1.400 animales. Además de vacas, hay terneros, vaquillonas y novillos.

“Con la tecnología, las vacas experimentaron una notable baja del estrés y mejoraron sus indicadores de salud; la producción de leche por animal aumentó de 19 litros diarios a 35 litros”, aseguraron los Giraudo.

Sustentabilidad ambiental

Los techos de los galpones tienen paneles solares para generar energía renovable. El excedente se inyecta a la red eléctrica para contribuir a mitigar el cambio climático.

Acerca del tratamiento de efluentes, Mharnes reutiliza las deyecciones de las vacas en su campo propio: el excremento se usa como abono natural de la tierra (en la que se siembra alimento vacuno como alfalfa y cebada), y la orina se sanitiza por decantación en lagunas de efluentes y se utiliza para riego del campo.

Asimismo, se crearon lagunas de recolección de agua de lluvia, utilizada para limpieza de maquinarias y del predio donde funciona el tambo.

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