Cáncer: las medidas simples que pueden alargar la vida de las mujeres y los frenos que todavía lo impiden
El diagnóstico tardío, la falta de financiación, la escasez de información y la interrupción de los tratamientos fueron señalados como algunas de las principales causas que derivan en una grave desigualdad de género en el acceso de la mujer a la atención sanitaria.
Así fue postulado por varios de los especialistas que participaron como panelistas en la décima edición del Roche Press Day, un foro anual que promueve el conocimiento y la divulgación de temas vinculados a la atención de la salud en América Latina, y que en esta ocasión estuvo precisamente dedicado a Mujeres, Salud e Igualdad.
La inversión en prevención primaria y en investigación, dado el rol central del diagnóstico precoz, fue mencionada como una de las medidas centrales para combatir la desigualdad en el plano de la salud en el evento que reunió en Cartagena la semana pasada a más de 20 especialistas y panelistas ante más de 65 periodistas de Latinoamérica entre los cuales estuvo Clarín, invitado por Roche.
Sin embargo, las limitaciones financieras, y por ende políticas, no parecieran ser los únicos obstáculos para lograr la tan mentada igualdad, y que todas las mujeres puedan, más allá de su condición social, acceder a los recursos sanitarios que hacen a la prevención primaria.
A su vez, violencias y prejuicios de género, como que las mujeres son “ansiosas” o “irritables”, así como aquellos que operan al interior de muchas relaciones de poder en las parejas, pueden llegar a retrasar o directamente hacer que se dejen de tratar afecciones que pueden poner en riesgo la vida de las mujeres.
En este sentido, se destacó la importancia central del empoderamiento femenino a la hora de reclamar atención cuando no es brindada, y exigir información idónea y asistencia adecuada.
Por último, el foco en la feminización de las tareas de cuidado en general -aunque también en las instituciones de salud – fueron puestos en cuestión, dado que son las mujeres las que suelen estar exclusivamente a cargo de los cuidados de toda la familia, lo que a menudo no deja tiempo para el autocuidado.
De la misma manera, dentro de lo que es el sistema de salud, estos trabajos suelen ser los peores pagos; lo que contribuye a perpetuar desigualdades que también son económicas.
Cáncer de mama y de cuello uterino
Las principales enfermedades sobre las que versaron los distintos paneles se centraron en dos afecciones que podrían prevenirse o tratarse a tiempo, que casi no deberían existir ni ser causal de muerte por cáncer en la mujer: el cáncer de mama y el de cuello uterino.
Como se señaló, a diferencia de lo que ocurre con otras enfermedades, existen herramientas para que estos dos tipos de cánceres sean prevenidos o curados si son detectados a tiempo.
Y efectivamente, existen metodologías para la detección precoz (como la mamografía y el papanicolaou) que forman parte de los chequeos a los que todas las mujeres deberían someterse.
Sin embargo, sea por problemas de accesibilidad (el 47% de la población global no tiene acceso a este tipo de estudios, lo que acentúa la «brecha diagnóstica», señaló Sue Horton, profesora de la Universidad de Waterloo), culturales, o de falta de información; muchas mujeres llegan tarde al diagnóstico.
Obstáculos culturales para un diagnóstico precoz
“No somos dueñas de nuestro cuerpo. No enfrentaremos el cáncer de mama ni de útero mientras no nos apropiemos de nuestro cuerpo”, señaló Liliana La Rosa, ex ministra de Desarrollo e Inclusión Social de Perú, aludiendo a los casos en los que muchos hombres obstaculizan o directamente impiden con intenciones de dominación que las mujeres sean revisadas o atendidas en instituciones médicas.
“A muchas mujeres sus maridos les dicen: no vas al ginecólogo, a que ese hombre que no soy yo te toque, o hacerte la mamografía y andar mostrando las mamas. Ese patriarcalismo afecta a la mayor parte de nuestro continente”, relató la exministra, que también es enfermera, para graficar unas de las dificultades con la que muchas mujeres se enfrentan a la hora de cuidar su salud.
Este tipo de cuestiones revisten aún más gravedad si se tiene en cuenta que, como destaca La Rosa, “el 80% de los problemas se resolverían en el primer nivel de atención”, que es precisamente el más desatendido.
Prejuicios de género
Otro de los factores señalados como impedimentos a la hora de lograr un diagnóstico precoz está vinculado a la cultura que prevalece en algunas instituciones, como consecuencia de la relación unilateral que establecen muchos profesionales de la salud, actitud que, se comentó, se acentúa cuando esas pacientes son mujeres.
En esta dirección, La Rosa define el sistema médico como “varonil y corporativo”.
“El patriarcalismo se expresa en el sistema sanitario, apropiado por esta mirada biomédica, por la autoridad asimétrica establecida de los dioses de la medicina, de la ciencia, en relación al paciente que aparentemente no sabe y no conoce su cuerpo”, ironizó.
Justamente este tipo de situaciones fueron relatadas por Indyra Oropeza, miembro de la ONG peruana «Con L de Leucemia» y paciente, que contó sus padecimientos en primera persona, luego de superar un trasplante de médula ósea para trata una leucemia mieloide crónica.
“Mi condición de mujer me ha generado barreras en el sistema de salud para acceder a un diagnóstico -recordó-. La infinidad de veces que me he acercado a un médico diciendo que me sentía mal y la respuesta que he recibido fue ´eso es porque las mujeres son sensibles, seguro es tu ansiedad, debés estar estresada”.
En uno de esos casos tenía un herpes tipo 6 en su sistema nervioso y sus dolores de cabeza eran tales que le estaban administrando morfina. Pero para el médico que la trató, se debía a la ansiedad.
La Rosa entiende que este no es un problema aislado. “Es la forma de estructurar el sistema sanitario: patriarcal, biomédico, hospitalocéntrico, dependiente de equipos, medicamentos, insumos y cada vez menos dependiente del ojo clínico, de la ternura, de la solidaridad, del cuidado: en la historia clínica digital no se incluye el reporte de las responsables del cuidado, que son las mujeres”, reflexionó.
“Esas mujeres -prosiguió- tienen nombre: son enfermeras y técnicas de enfermería, y somos la columna vertebral del sistema sanitario según la OMS.” “Sin embargo, solo dos ministras de salud en el mundo han sido enfermeras”, denunció.
La importancia de la prevención primaria
Otra de las cuestiones en las que se hizo especial hincapié es en la importancia de la prevención primaria, sobre todo a la hora de tratar estas enfermedades con tal alto grado de posibilidades de cura.
“Si se invirtiera por lo menos el 1% del PBI de cada país en atención primaria, como plantea la OMS, la esperanza de vida aumentaría en 3.6 años”, aseguró La Rosa.
Por su parte, Lucely Cetina, del Instituto Nacional de Cancerología de México, hizo hincapié en las consecuencias de la desigualdad en el acceso, contraponiendo lo que ocurre países de Latinoamérica respecto al cáncer cervicouterino en comparación con otros países de Europa, o Estados Unidos, donde las cifras son significativamente más bajas y prácticamente no se reportan casos.
En esta dirección, afirmó que este cáncer podría prevenirse en un 97% de los casos si no existieran problemas en el acceso a la prevención primaria, como por ejemplo, que todos los niños y niñas puedan acceder a la vacuna contra el VPH, virus que provoca la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino.
En este sentido, la argentina Natalia Jorgensen, economista de la salud y consultora de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hizo foco en la necesidad de invertir en atención primaria de la salud, lo que a largo plazo puede tener un impacto en que se salven vidas y, desde el punto de vista económico permitiría ahorrar recursos en tratamientos.
Sin embargo, lo que hoy día ocurre es que, como demostró en un estudio realizado por ISALUD hace un año, nuestro país invierte en prevención y diagnóstico de cáncer de mama solo el 7% del presupuesto destinado esa enfermedad, mientras que se asigna el 93% restante a su tratamiento.
Según analizó la profesional, tomar la decisión de incrementar el presupuesto para la prevención no tiene un impacto en el corto plazo sino en el mediano, lo que puede explicar por qué no se toman este tipo de medidas.
La decisión, podría pensarse, sería de índole política, teniendo en cuenta que los beneficios de estas medidas podrían apreciarse luego de alrededor de 15 años, período que casi triplica la duración de un gobierno.
Prevención primaria: la revalorización de las salitas y centros de salud
¿Cómo podrían las personas acceder en concreto a la prevención primaria? “En función de la epidemiología de cada lugar, que se tiene que definir territorialmente, los centros de atención primaria deben ser resolutivos”, indica Jorgensen.
“Esto significa que deben poder hacer un diagnóstico, como mínimo clínico, para las patologías más prevalentes, y de lo contrario la persona debe tener los medios para poder movilizarse al centro donde sí pueda acceder a tecnología que es costosa. Hay que definir muy bien y de manera muy estratégica donde está ubicada para que más gente pueda acceder a esa tecnología”, cerró en diálogo con Clarín.
*** clarin –